martes, 14 de octubre de 2014

Fragmentos de "Un alegato en favor de la investigación de la cultura escrita lega", de Ivan Illich (1998)

Hemos extraído para la clase de hoy en 1º del Grado de Educación Primaria los siguientes extractos del texto "Un alegato en favor de la investigación de la cultura escrita lega" de Ivan Illich, para la reflexión y el debate.

Os recomiendo la lectura del documento completo, que está accesible aquí:

https://es.scribd.com/doc/54696024/Ivan-Illich-Un-alegato-en-favor-de-la-investigacion-de-la-cultura-escrita-lega

y que se publicó como capítulo del libro Cultura escrita y oralidad, compilado por David R. Olson y Nancy Torrance (la referencia completa está al final del post).

Sobre la liturgia de la escolaridad:

 

“Comencé entonces a estudiar el lugar que ocupa la liturgia de la escolaridad en la construcción social de la realidad moderna y el grado en que ha creado la necesidad de que se imparta educación. Empecé a discernir las huellas que deja la escolaridad en la estructura mental de sus participantes. (...) En los artículos publicados en Desescolarizar la sociedad, ofrecí una fenomenología de la escolaridad: de Brooklyn a Bolivia, la escolaridad se compone de reuniones de individuos de determinada edad en torno a un así llamado maestro, durante tres a seis horas en doscientos días del año; de promociones anuales que celebran la exclusión de quienes fracasan o son desterrados a un curso inferior y de un conjunto de materias más detalladas y cuidadosamente elegidas que cualquier liturgia monástica jamás conocida. En todas partes, las clases tienen de doce a cuarenta y ocho alumnos, y los maestros pueden ser sólo aquellos que han absorbido varios años más de este ritual insensato que sus discípulos. En todas partes, se consideraba que los alumnos adquirían cierta "educación" "que la escuela supuestamente monopolizaba", la cual se juzgaba necesaria para convertir a los alumnos en ciudadanos valiosos, sabiendo cada uno de ellos hasta qué nivel ha llegado en esta "preparación para la vida". Observé entonces de qué modo la liturgia de la escolaridad crea la realidad social en la cual la educación se percibe como un bien necesario.“ (Illich, 1998:51-52).

Sobre oralidad y alfabetización, desde una perspectiva histórica:

“En una sociedad oral, un enunciado pasado sólo puede ser evocado a través de otro similar. Aun en las sociedades en que se adoptan notaciones no alfabéticas, el discurso no pierde sus alas: una vez pronunciado, ya se ha ido para siempre. La notación pictórica o ideográfica le sugiere al lector una idea para la que él debe, cada vez, encontrar una palabra. El texto alfabético fija el sonido. (...). Ha nacido una nueva clase de material de construcción para el presente: está compuesto por las palabras reales de hablantes desaparecidos hace tiempo (...).” (Illich, 1998:62).

“Lo que es más, el documento escrito reemplazó al juramento, que era oral por naturaleza. El "testamento" reemplazó al terrón que el padre antes ponía en manos del hijo al que había elegido como heredero de sus tierras (...). Anteriormente, una persona recorría la propiedad que quería vender junto con el interesado en comprarla; ahora estaba aprendiendo a señalar con el dedo y hacer que el notario la describiera. Hasta los analfabetos adquirieron la certeza de que el mundo se posee por medio de la descripción: "treinta pasos desde la roca con forma de perro, y luego en línea recta hasta el arroyo. . ." Todos tendían ahora a convertirse en dictator, aunque los escribientes seguían siendo pocos (...) (Illich, 1998:60).

Fuente de la imagen: La escritura como desplazamiento de la oralidad

¿Educadores o programadores?

“Les he contado mi fábula. Es la historia del Estado que se ha convertido en un ordenador y de los educadores que programan a las personas de modo que lleguen a perder la distinción entre "mí mismo” y "yo" que ha florecido dentro del espacio escrito. Estas personas aprenden a referirse a sí mismas como "mi sistema" y a autointroducirse como líneas apropiadas en el Megatexto. (...)


En retrospectiva, Orwell nos parece, a algunos de nosotros, un optimista, pues pensaba que la mente cibernética sólo podía propagarse como resultado de una intensa instrucción. En la realidad, muchas personas aceptan hoy el ordenador como metáfora clave de ellos mismos y de su lugar en el mundo, sin necesidad alguna de la "Sala 101". (...) ¿se ha convertido la escolaridad en un ritual de iniciación que introduce a los participantes en la mente cibernética ocultándoles la contradicción entre las ideas escritas que fingen acatar y la imagen de ordenador que venden?” (Illich, 1998:68-69).



Referencia bibliográfica:

Illich, I. (1998). Un alegato en favor de la investigación de la cultura escrita lega. En David R. Olson, Nancy Torrance (compiladores), Cultura escrita y oralidad, pp. 47-70. Barcelona: Instituto Nacional de Lenguas Indígenas - Gedisa editorial (una versión de este capítulo fue publicada en Interchange 18/1-2 the Ontario Institute for Studies in Education, 1987).

No hay comentarios:

Publicar un comentario