sábado, 16 de mayo de 2020

Anotaciones sobre el libro "Reinventar la Educación", de Edgar Morin y Carlos Jesús Delgado Díaz


Encontramos este libro en Quito (Ecuador), en una gran feria del libro en la que participaba la editorial colombiana Ediciones desde Abajo. Como estamos trabajando la teoría de la complejidad y nos apoyamos en parte del trabajo realizado por Edgar Morin, nos llamó la atención y nos lo trajimos. Después vimos que es un libro de Multiversidad Mundo Real Edgar Morin, que incluye esta anotación en su mancheta:

El conocimiento es un bien de la humanidad.
Todos los seres humanos deben acceder al saber;
cultivarlo es responsabilidad de todos.

Se permite la copia, de uno o más artículos completos de esta obra o del conjunto de la edición, en cualquier formato, mecánico o digital, siempre y cuando no se modifique el contenido de los textos, se respete su autoría y esta nota se mantenga.

Me la dejo aquí apuntada porque se comprende mejor que las anotaciones tipo CC-by-sa-nd.

Entonces, un libro comprado en Ecuador, impreso por una editorial colombiana, procedente de un centro mexicano, y escrito por un autor francés y otro cubano, pica de por sí la curiosidad. Y precisamente de un tema clave en nuestro grupo de investigación, la complejidad y la educación. Sin embargo, con el trajín del viaje, quedó en una estantería, hasta que Javier el otro día lo sacó, y, fíjate tú por dónde, coincide la temática del libro con el curso "¿Transversalización en la Universidad?. Promoción de la ética profesional y la sostenibilidad mediante la inclusión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible" que estoy realizando y, más casualidad, con el tema II que tengo que trabajar esta semana. Si no os lo creeréis, pero es verdad verdadera.

EDUCACIONES Y COMPLEJIDAD

La primera aproximación a escriturar esta cuestión fue el artículo Educaciones y complejidad que escribimos Javier Encina y yo en 2018, que fue un entrelazar algunos de los principios de la complejidad al ámbito educativo. Tal vez un artículo un poco espeso pero que necesitábamos para tener a mano esos principios y no quedarnos atrapados en disquisiciones teóricas.

La educación es una preocupación de Edgar Morin presente en varias de sus obras de forma explícita y creo que en todos sus trabajos sobre complejidad, de forma implícita. Para conocer su propuesta, puede comenzarse por Los siete saberes de la educación del futuro, que me parece la más accesible y cercana al trabajo educativo. Si, en cambio, se trata de profundizar en su propuesta de cambio de paradigma científico, puede empezarse por Introducción al pensamiento complejo para adentrarse en su mayor obra: El método, 6 tomos que, al menos de momento, pueden descargarse en este enlace:
https://drive.google.com/drive/folders/0B09ALcQG8dKvQWUzQ19rNm5BRlE

Estos son los títulos de los seis tomos de El método:
I. La naturaleza de la naturaleza
II. La vida de la vida
III. El conocimiento del conocimiento
IV. Las ideas
V. La humanidad de la humanidad
VI. La ética

El que más nos ayuda a desarrollar el marco teórico de nuestras investigaciones es el III, junto con el VI.

Pero vayamos al libro que me he leído esta mañana, que trae temática relacionada con el mundo en crisis y la esperanza de que no conlleve, inevitablemente, la degradación y la destrucción.

"No abogamos por una esperanza ilusoria y salvadora, sino por una utópica y creadora, activadora y regeneradora, que se corresponde con el momento en que vivimos, que es el momento de actuar.

Abogamos por una esperanza basada:
  • En las potencialidades de la educación y la política transformadas;
  • En el pensamiento del Sur;
  • En la sustitución del estar bien o vivir bien por el buen vivir;
  • En la reconstrucción de los ideales del conocimiento;
  • En el aprovechamiento de la conexión que nos ofrece la infraestructura de la sociedad-mundo;
  • En la reinvención de la educación como dispositivo capaz de contribuir a la toma de conciencia de los peligros que afrontamos y la comunidad de destino que nos define;
  • En las acciones renovadoras que surgen desde la base, involucran a los ciudadanos y están hoy todavía dispersas.
Abogamos por la esperanza que se basa en las potencialidades de los seres humanos que tomen conciencia de la comunidad de destino planetario y actúen" (pp. 9-10).

Edgar Morin y Carlos Jesús Delgado Díaz plantean la necesidad de cambiar de rumbo, romper la espiral del progreso, superar dicotomías y reconsiderar el problema ambiental. En este contexto, según interpreto las ideas que desarrollan en el libro, la Universidad no solo tiene un papel fundamental en el desarrollo de un conocimiento no fragmentado y especializado, sino que también tiene que asumir la responsabilidad ante la destrucción que ha causado.

"La revolución científica y tecnológica desplegada sobre todo a partir de la mitad del siglo XX, ha provocado que la vida cotidiana esté subsumida a los desarrollos científicos y tecnológicos (habiendo una pugna entre ellos por el liderazgo). Esta revolución ha provocado grandes daños, tales como "el daño ocasionado a los seres humanos por algunos productos científicos y el uso de la ciencia con fines políticos, ideológicos y militares contrarios a los designios humanistas que siempre se le han atribuido" (p. 20).

"Se requiere de un pensamiento que integre moralidad y conocimientos, que reconozca la complejidad inherente a estas problemáticas y que, al mismo tiempo, evite la caída en el anticientifismo y los extremismos ambientalistas y moralizadores, que inmovilizan y rechazan de plano los resultados novedosos de las ciencias y las tecnologías. Desde el pensamiento complejo y la bioética global, por ejemplo, se han reinterpretado procesos y buscado medios para prevenir  el daño posible y mitigar el daño efectivo, y se ha desarrollado un conjunto importante de alternativas teóricas para encauzar el debate de los conflictos y contribuir al enriquecimiento moral de los actores" (p. 21).

Consideran fundamental la revisión del concepto de conocimiento, ya que la supremacía del conocimiento científico-técnico impide evitar la destrucción para esa metamorfosis humanista que reivindican los autores. "Las consecuencias prácticas de haber tomado estos derroteros se hacen sensibles en la pretensión de haber alcanzado "el conocimiento". La omisión del plural, que nos promete haber alcanzado el conocimiento, no nos revela nada acerca del inmenso costo de esa unificación, que ha anulado el resto de los conocimientos humanos. Frente a esa lógica de dominación, y para develarla, se requiere un cambio de perspectiva, que haga visible y supere esta lógica, que replantee el problema de los conocimientos humanos" (p. 28).

La reintegración de los conocimientos necesaria para poder afrontar estos problemas tan complejos a los que nos estamos enfrentando no se refiere únicamente a terminar con el aislamiento de las disciplinas, sino a la sociodiversidad que está siendo anulada por un proceso de homogeneización cuyo único fin es el lucro.

"El vínculo de la Universidad con la vida económica y política, con el mercado y sus demandas, no es en absoluto un fenómeno negativo, pero la sobre-adaptación, que termina en subordinación y sustitución de finalidades y propósitos, anuncia senescencia y muerte, pues las fuerzas creadoras terminan en condiciones de subordinación que las asfixian y extinguen. La omnipresencia del mercado y la generalización del consumismo como ideología y modo de satisfacción de las necesidades que consiste en la constante insatisfacción, generan demandas públicas que refuerzan la sobre-adaptación que se expresa en estudios de corto plazo, practicismo en las titulaciones, reducción drástica de las humanidades y los saberes que no tributen directamente a las competencias relacionadas con el desempeño laboral, pérdida sistemática de universalidad, incremento de la fragmentación y las visiones cortoplacistas.

La sobre-adaptación reduce la Universidad a espacio de entrenamiento e instrumentalización, que repercute a su vez en la incapacidad del egresado para hacer frente a la rapidez de los cambios que ocurren en el mercado de trabajo. En el intento de adaptarse y cumplir sus funciones formadoras de cara al mundo del trabajo, la Universidad sobre-adaptada falla en sus propósitos y merma su condición" (pp. 58-59).

Se trata de formar a formadores que formen a formadores que formen a formadores que formen... en esa reintegración de conocimientos.

Asumir el pensamiento del Sur abrirá caminos a la refundación de la esperanza, de la metamorfosis de la humanidad, que es su misión.
***
Si consideramos necesario, lo hacemos porque la policrisis de la humanidad contemporánea no tiene salidas si utilizamos las herramientas y el pensamiento que nos ha hecho caer en ella.

Requerimos para abrir caminos a la metamorfosis de la humanidad, a un cambio humano que permita revolucionar y conservar.

Reinventar significa entrelazar la ciudadanía con la transformación de la política y las reformas del pensamiento y la enseñanza; fundir en una de las reformas del pensamiento, la enseñanza, la política y la vida.
(p. 95)

Es bien interesante lo que plantean, aunque, tal vez, tenga que disentir en algunas cuestiones. Por una parte, veo muy difícil que la Universidad se transforme tanto como para integrar los diversos conocimientos, porque supondría acabar con las disciplinas, que son centros de Poder, en la universidad y fuera de ella. Las propuestas de transdisciplinariedad caminan hacia constituirse en una nueva disciplina, basada en consensos y en trabajo cooperativo (suma de sus partes) más que en la reintegración de conocimientos.

La reintegración de conocimientos, lo que hemos venido a llamar en nuestro grupo de investigación "el entrelazar conocimiento científico y saberes populares", aunque es cierto que, siguiendo a Morin y Delgado tendríamos que denominarlo mejor "conocimiento científico-técnico y saberes populares", tiene que partir de la consideración de las desigualdades y opresiones presentes e históricas entre quienes han construido un tipo u otro de conocimiento. Los saberes populares no son un complemento de los conocimientos universitarios, sino que son construcciones colectivas basadas en la autonomía y la interdependencia, en la ayuda mutua y en el anonimato, ya que no hay apropiación sino que se su vida y utilidad depende de que se sigan compartiendo, mestizando y entrelazando. Nada que ver con los conocimientos que tienen dueño, financiación pública y/o privada (del Estado y/o del Mercado), basados en sistemas meritocráticos o plutocráticos.

En esa reintegración de conocimientos, hay que trabajar el desempoderamiento científico y la autoestima comunitaria, para lo que hay que detener la colonización de la vida cotidiana. No se trata de volver al pasado, sino tomar del pasado aquellos pensares, sentires y haceres que nos ayuden a salirnos de la idea de Orden y Progreso, para apoyar aquellas formas de vida que nos están mostrando que otros mundos son posibles, y también para inventarnos e ir creando, apoyándonos en la repetición creativa, otras formas de vida y otros mundos nuevos.

Bibliografía

Morin, Edgar (1995). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa.

Morin, Edgar (1999) El método. Madrid: Ed. Cátedra. (puede descargarse aquí)

Morin, Edgar (1999) Los siete saberes de la educación del futuro. París: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. (puede descargarse aquí).

Morin, Edgar & Delgado Díaz, Carlos Jesús (2017). Reinventar la Educación. Abrir caminos a la metamorfosis de la humanidad. Bogotá: Ediciones desde Abajo.

Morin, Edgar & Le Moigne, Jean-Louis (2006). Inteligencia de la Complejidad. Epistemología y Pragmática. Ediciones de l'aube. (puede descargarse aquí).

Ezeiza, Ainhoa & Encina, Javier (2018). Educaciones y complejidad. En J. Encina, A. Ezeiza y E. Urteaga (coord.), Educación sin propiedad (pp. 21-31). Guadalajara: Volapük Eds. (puede descargarse aquí).



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